viernes, 28 de diciembre de 2018

ATRAPADOS EN LA RED

Nos encontramos en la era de las redes sociales. Desde su aparición el mundo ha cambiado, ¿han cambiado las relaciones entre los seres humanos? ¿ha sido de forma positiva o negativa? El uso generalizado de tabletas, smartphones y ordenadores han propiciado la exitosa, masiva y acelerada acogida de las redes en nuestro entorno. Su principal característica, la instantaneidad, hace posible la existencia de relaciones que en otro contexto no sucederían.

Nos encontramos ante una comunicación cada vez más impersonal que podemos llevar a cabo desde cualquier lugar, a cualquier hora del día y con cualquiera. Las redes sociales facilitan las comunicaciones a distancia, cosa impensable hace tan solo unos años, y sirven como herramienta para que podamos expresarnos libremente. Cada vez son menos las personas que se resisten a su presencia en alguna red social; Instagram, Snapchat, Twitter, etc. se han convertido en herramientas indispensables, especialmente entre los más jóvenes. Precisamente éstos constituyen el principal grupo de riesgo, pues tienden a buscar nuevas sensaciones, están más familiarizados con las nuevas tecnologías y son los que más acceden a Internet.

Nos encontramos ante una pérdida de interactividad en las relaciones interpersonales. Las redes no deben ser usadas en exceso, lo que podría crear dependencia, alterar el estado de ánimo, provocar inquietud o falta de concentración, ansiedad y estrés. La adicción es una alteración patológica que genera dependencia al estrechar el campo de conciencia y restringir la amplitud de intereses. Además existen otros riesgos: acceso a contenidos inapropiados, ciberacoso o vulneración de la intimidad. Hacemos nuestra vida pública al alcance de muchos.

Visionar el monólogo de Leo Harlem: Redes sociales - El Club de la Comedia

En definitiva, las redes sociales no son malas de forma intrínseca, solo el uso que se hace de ellas. Aprender a gestionarlas es algo muy importante en tanto que llegue a afectar nuestro día a día.

Rosana Suárez Fernández

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